LUDOVICO PEREZ
Su fallecimiento
La triste noticia se desparrama por
estashoras por las redes sociales:
"Se murió la humildad, se murió el genio, la bondad, la gentileza,
el don de gentes, el MAESTRO. una ser extraordinario, pocos, pocos quedan...
MURIO LUDOVICO PÉREZ. Mi amigo de décadas. Murió Ludovico Pérez. Y quedó un
vacÃo imposible de evitar... Murió Ludovico Pérez un referente humano",
comentó nuestro historiador Chalo Agnelli.
Ludovico se formó en la escuela de Artes Plásticas “Pio
Collivadino”, fue becado con fines de estudio en el Noroeste Argentino y
estudió en talleres de artistas y museos en Austria, Bélgica, España, Francia,
Holanda e Inglaterra . Cumple un rol clave como educador, fue profesor fundador
de dos instituciones de enseñanza en Artes Plásticas: la escuela “A. F. Sturla”
(1963), en Avellaneda y la Escuela “Oscar Albertazzi” (1971), en Formosa.
También fue director en 1974 de la Escuela de Artes Plásticas, en JunÃn.
Las crónicas resaltan que "se
desempeñó como docente por varios años en la Escuela Municipal de Bellas Artes
“Carlos Morel” de Quilmes. Recibió numerosos premios, más de 120, en salones
nacionales e internacionales. Fue representante de la Argentina, en grabado, en
el IV Festival de Arte, en Cali. Participó en el VII, IX, X y XI Salón de
Grabado “Carmen Arozena”, de Madrid y formó parte del II Festival Nacional de
Acuarela de Québec. Realizó, a su vez, numerosas exposiciones individuales en
Canadá, Estados Unidos y las principales ciudades de Argentina.
En varias notas publicadas hace años por
diarios nacionales se destacaba que "Trabaja con diversos materiales y
técnicas: óleos, acuarelas, grabado, xilografÃa y dibujo. Sobresale en el
grabado. Su obra carece de toda agresividad buscando evitar oposiciones muy
marcadas aún cuando elige una gama alta. A su vez, produce su propio papiro, lo
que lo convirtió en el único fabricante de este material"
A los ocho años descubrió la carbonilla
y esa fue su primera aproximación a su gran pasión. Pero quizás el primer paso
de su extensa y prolÃfera trayectoria comenzó cuando, con apenas 16, se animó a
presentar una de sus pinturas en el concurso del Salón de Arte de Mar del
Plata: “Un dÃa estaba leyendo el diario con mi papá y en una nota me nombraban
ganador. Era una época que no habÃa celular, Internet ni mails, asà que el
único medio para informarte era el diario de papel. Mi padre salió corriendo a
los gritos por la calle para que se enteren todos los vecinos. El siempre me
apoyó mucho”, contó a un colega el protagonista de esta historia, integrante de
una familia numerosa, dueño de una sonrisa franca y una memoria impecable, que
no sabe de canas.
De allà en más, Ludovico se lució con
sus obras en Europa. Además, fundó varias escuelas de arte en el paÃs. Fue
generoso con sus discÃpulos y un
agradecido de sus maestros. “Eramos seis hermanos, todos nacidos en pueblos
diferentes ya que por la profesión de mi padre, lo iban cambiando de lugares.
Cuando se jubiló, yo aún era chico y nos instalamos en Quilmes. Nunca más me
fui. Amo a mi ciudad y fue una de mis grandes musas inspiradoras”, cuenta
en una charla con un periodista en su casa y estudio que comparte con su mujer,
Norma Cistaro, quien también es artista.
Siempre pensamos que a los hombres y
mujeres hay que juzgarlos por sus obras. Ludovico brilló y deja una obra
trascendente y luminosa. Se nos fue uno de los grandes de ese álbum integrado
por los quilmeños y quilmeñas que de destacan y sobresalen. Acompañamos en el
dolor a su familia y amigos.
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