UNA SOPA CADA VEZ MÁS SUPER


(27/11/2019) Carta de lectores. Los tempranos inicios del siglo XXI son para Argentina la consolidación de muchas de las tendencias imperantes en las décadas precedentes que tendían a una sociedad más desigual. Aún en aquellos ámbitos, como el alimentario, en donde el país se consolidó como uno de los productores y exportadores  más importantes del mundo. La desnutrición cobraba visibilidad desde finales de la década de 1990 como una de las consecuencias más dramáticas de la implementación de políticas neoliberales, demandando respuestas urgentes ante una situación inédita en el “granero del mundo”. El Programa Súper Sopa es una de las propuesta que, desde el ámbito universitario, se propuso entonces con firmeza poner manos a la obra y conocimientos en acción para acercar a los consumidores más vulnerables un producto nutritivo, inocuo, con bajos requerimientos de conservación y de un costo accesible.



            Una lata de Súper Sopa se convirtió en un emblema del alimento social que acorta las distancias (sociales, culturales, económicas) y es capaz de hacerse presente en los tiempos más difíciles (crisis socioeconómicas, catástrofes naturales, situaciones humanitarias). Un rol social determinado por su consumo pero también por su producción. Desde sus inicios, el Programa Súper Sopa ha sido  también una oportunidad para que los alumnos de las distintas carreras de la Universidad Nacional de Quilmes –afines a la alimentación- realicen sus prácticas profesionales. En los últimos años esta función social se ha incrementado y también se extiende a la producción de las hortalizas y tubérculos con los que se realiza la sopa. Es la posibilidad para los pequeños productores familiares asociados de potenciar aún más el importe rol social que tienen sus cosechas. La conservación e inocuidad que asegura la Súper Sopa a partir de un prestigio ganado en más de 15 años permite extender la vida útil de los productos frescos provenientes de la agricultura familiar. Requiere ante estas situaciones, del aporte de las Ciencias Sociales para consolidar la pluridisciplina como una forma de hacer investigación y generar conocimiento con alcance social.



            Un alimento surgido al calor del avance de la desnutrición que enfrentó la Argentina a principios del siglo XXI puede ser también el punto de partida para abordar una problemática aún más compleja: la malnutrición por exceso. En un país donde, desde la década de 1990,  el consumo de hortalizas y legumbres se reduce a la mitad mientras se duplican las gaseosas y los panificados, Super Sopa sigue siendo una herramienta muy útil para volver a acercar las verduras y hortalizas a los comensales. En la población argentina conviven en los mismos cuerpos el hambre y el exceso de peso porque aún cuando se superan las dificultades en el acceso a los alimentos, la dieta está lejos de ser nutritiva y variada. El próximo desafío que tiene a Súper Sopa como protagonista es recuperar el carácter omnívoro del patrón alimentario a partir de una puesta en valor de los frutos de la pequeña agricultura para superar las crecientes desigualdades nutricionales. Una sopa cada vez más súper en sus funcionales sociales, de la lata al plato pero también de la tierra a la lata.

Ing. Carolina Reid

(Dto. Ciencia y Tecnología-UNQ)
Dr. Luis E. Blacha
(IESCT-UNQ/CONICET)