EL JUEGO Y LA DELINCUENCIA
(19/04/2018).- (Carta de lector).- “DE ENERO A ENERO
LA PLATA ES DEL BANQUERO”. Otra mirada sobre la violencia y la inseguridad.
Violencia e
inseguridad, se han constituido en una de las grandes preocupaciones
ciudadanas, también de investigadores, funcionarios políticos, educativos y
policiales, con gran repercusión en los medios de comunicación.
La gente siente miedo, se angustia y desespera en la
búsqueda de soluciones para un problema que no comprende, y que lo tiene como
potencial víctima de la irracionalidad de inadaptados, y la falta de respuesta
por parte del Estado.
En la creencia de que algunas iniciativas pueden
colaborar para superar este mal trago, los vecinos exigen legítimamente, más
policías, más equipamiento y cámaras de vigilancia; se enrejan, ponen alarmas
comunitarias o individuales; concurren a marchas,
reuniones con funcionarios políticos o policiales, firman petitorios exigiendo leyes más duras, menos permisividad de los jueces en las excarcelaciones y todo aquello que cada uno pueda imaginar.
reuniones con funcionarios políticos o policiales, firman petitorios exigiendo leyes más duras, menos permisividad de los jueces en las excarcelaciones y todo aquello que cada uno pueda imaginar.
Pese a esas acciones, estudios y propuestas, las
soluciones se hacen más ilusorias y lejanas, y la inseguridad se expande por
todo el cuerpo social.
En paralelo, las distintas jurisdicciones del Estado,
los dirigentes y las bancadas políticas se inculpan mutuamente, transformando a
la cuestión en un botín de las miserias políticas, cuando no electorales.
Salideras, motochorros, robos y palabras del mismo
tenor pasan a engrosar nuestro léxico diario y se constituyen en motivo de las
charlas cotidianas, ocultando los verdaderos males que nos aquejan, como son
los ajustes, tarifazos e injusta acumulación de la riqueza.
Los expertos exponen sus diagnósticos, las unidades
académicas confeccionan mapas del delito y el Estado anuncia reformas legales,
policiales, procedimentales y todas las que quiera imaginar, sin que nada
cambie.
¿Qué ha pasado en unos pocos años, para que la
violencia se haya desmadrado de la forma que lo ha hecho? ¿Qué maldición
bíblica ha caído sobre nosotros para que ocurra tal transformación?
Muchos se hacen los idiotas.
Rara vez en el debate sobre esta problemática, se pone
en el centro
del mismo, las razones que provocaron este descalabro; menos se intenta mostrar la relación directa entre el juego y el incremento de la criminalidad.
del mismo, las razones que provocaron este descalabro; menos se intenta mostrar la relación directa entre el juego y el incremento de la criminalidad.
Desde que en el país se difundieron las salas de
juego, prohijadas por el Estado nacional, provincial o municipal, en acuerdos
con empresas extranjeras y nativas, los índices delictuales no han parado de
crecer.
Ello no es una rareza o una anomalía imprevista, ya
que toda la bibliografía al respecto, deja patente la relación lineal,
constante y estrecha entre juego y delito.
Quienes por acción u omisión convalidaron estas
políticas, sabían o deberían haber sabido de las consecuencias lamentables de
sus decisiones, pero se hicieron y siguen haciéndose los idiotas y nos quieren
tomar por tales.
Basta como ejemplo, investigaciones de la Universidad
de Illinois EE.UU., determinaron que en un periodo de 20 años las ciudades
estadounidenses que cuentan con casinos aumentaron en 44% su
índice delictivo. (1)
índice delictivo. (1)
El diario New York Times, señala que en Delta Town, a
partir del establecimiento de casinos, no se erradicó la pobreza ni ha mejorado
el nivel de vida; en cambio sí subió la criminalidad en esa área. Un análisis
en Nueva Zelanda, estableció que si se abren casinos en las zonas urbanas de
ese país la criminalidad aumentaría un 52%.
“Atlantic era
el lugar número 50, en los Estados Unidos en materia de seguridad. A 3 años de
que se autorizó el juego pasó del 50 al primer lugar en materia de
inseguridad”. (2)
Estos datos, son un espejo en donde nadie quiere
mirarse, sobre todo en una ciudad con índices delictuales altos, al que hay que
darle una respuesta.
Mientras muchos se rasgan las vestiduras y hacen oír
sus catilinarias contra este flagelo, poco hacen para desarmar el huevo de la
serpiente, causante del problema y cada día se involucran más en las
actividades conjuntas con las salas de juego o intentan reducirles gabelas.
Existe una
sociedad en la que unos programan, difunden, hacen planes, carreras,
obras y otros ponen la plata, lo que es un decir, ya que a la misma la pone la
pobre gente que juega.
Estos juegos, lejos están de ser un divertimento,
encierran un nivel de tensión y crispación muy alto, que sumado a la
frustración de la pérdida económica, disparan la violencia a escalas peligrosas.
Todos los días jóvenes y sectores de menores recursos van a dejar en esas salas
sus magros ingresos y deben volver a sus casas con los bolsillos flacos, el
ánimo por el piso y la desesperación a flor de piel. En ese contexto, el
aumento de la delincuencia es un daño colateral, que nadie quiere afrontar y
menos desterrar.
“Casino, pues,
en el sentido italiano: un gigantesco enredo, un desmadre que, más que
contaminar al sistema, lo retrata. Un sitio donde quienes pretenden ganar unos
cuantos pesos -los ciudadanos- son meros peones al servicio de quienes en
verdad se enriquecen: quienes otorgan las concesiones, los dueños de éstas (con
frecuencia otros políticos) y el crimen organizado que lava su dinero o cobra
"derecho de piso". “En su banal atrocidad, simboliza la falta de
auténticas políticas sociales, la desvergüenza de quienes deben vigilar los
centros de juego, la hipocresía en la política sobre las adicciones, la
impunidad y la irresponsabilidad de una clase política que, ni siquiera frente
al deterioro socioeconómico, político, y moral que representa este hecho, deja
de lado sus intereses para concentrarse, por una vez, en el interés común.”(3)
Si algún funcionario o candidato habla de combatir el
delito y no se refiere al juego, no le crea nada, por cuanto nada se logrará
sino no se controlan estos salas.
Ricardo Luis Mascheroni - docente
Ref:
1.- “Casinos: Efectos sociales negativos y ludopatía”,
Dr. Juan Martín Sandoval De Escurdia, Investigador Parlamentario en Política
Social y la Lic. María Paz Richard Muñoz, División de Política Social, Cámara
de Diputados de México;
2.- HERNANDEZ, Oscar, “Beneficios y perjuicios de los
casinos”, Televisa, 09-11-07, Mex.
3.- Jorge Volpi, “El casino y sus metáforas”, -
Reforma -11 Sep. 11.
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