LA PREMISA ES AFRONTAR CON LA CONSTITUCIÓN NACIONAL
(26/08/2016)-Las
repetidas acciones de grupos realmente minoritarios, pero con posibilidades de
estrategias que les permiten accionar como si fueran de mas poder, son temas
que en mayor o menor medida, atrapan la atención de pacíficos habitantes y, por
qué no decirlo, alientan a los violentos y/o apasionados adictos a la continuidad
de una corruptela de imprevisibles resultados. Estamos viviendo un real Estado
de Derecho. La democracia imperante es lo que la sensatez de la mayoría ha
decidido.
Los doce años
dejados atrás, fueron largo período de pacientes esperas para un cambio que
finalmente está llegando por la acción pacífica del voto.
Ahora la premisa es
afrontar por las vías del derecho y la justicia, dictados por nuestra Constitución
Nacional, los embates de quienes pretenden desconocer la legitimidad alcanzada,
de quienes se resisten a perder inconfesables situaciones de privilegios a costa de la degradación social y la destrucción
de la República.
Mayores detalles los
encontramos en la nota del acreditado periodista Julio Blanck, extraída de “Clarín” que transcribimos con el solo agregado de un nombre, el de
un antiguo integrante de los cuadros de conducción de los grupos citados por
Blanck (Nicolás Lista del grupo quebracho) que vive aquí, en la ciudad de Bernal.
“El Ministerio de
Seguridad bonaerense detectó un encuentro entre jefes policiales despedidos y
sancionados. Fue en un barrio de La Matanza. Todos tenían algún rencor
acumulado contra la actual administración provincial por negocios caídos. Según
fuentes ministeriales, allí se habló de poner en marcha una Operación
Talonario. Es el nombre pretendidamente jocoso para una amenaza directa: le
pusieron “talonario” porque harían “boleta” a la gobernadora María Eugenia
Vidal, al ministro Cristian Ritondo y al jefe civil de Asuntos Internos de la
Bonaerense, Guillermo Berra.
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Esa supuesta
conjura no se tradujo hasta ahora en ningún hecho. Tampoco en una posterior
amenaza concreta. O quizá la amenaza, más sutil que un llamado telefónico o un
mensaje en el celular, haya sido dejar saber la existencia de la reunión. El
límite para discernir entre amenaza y acción psicológica suele ser muy delgado.
Y no sobran los que puedan identificar por dónde pasa esa línea de frontera.
La inteligencia del
gobierno de Vidal no es justamente de excelencia. Tampoco la que está al
servicio del presidente Mauricio Macri. Muchas veces navegan sin rumbo,
reaccionan a estímulos intencionados, son llevados de aquí para allá. Han
corrido en las últimas semanas detrás de amenazas inconsistentes,
inverosímiles, hechas por el afán básico de alterar a las autoridades. Pero al
tipo de amenazas como esa reunión de pesos pesados policiales le otorgan
credibilidad. No es enojo político, animosidad personal o cierto afán de
notoriedad. Se trata de personas afectadas por las acciones de los gobiernos
macristas. Tipos que tenían algo que perder y en parte lo están perdiendo.
Gente peligrosa.
La gobernadora
Vidal está recibiendo amenazas a repetición. Esta semana llegó a tener cinco en
un solo día. El avance de reformas en la Policía bonaerense y en el Servicio
Penitenciario provincial, en este caso llevadas adelante por el ministro de
Justicia Gustavo Ferrari, explican lo sustancial de esta oleada furiosa, como
informó en Clarín el periodista Eduardo van der Kooy.
Hay policías y
guardiacárceles investigados, hay cajas negras y circuitos administrativos que
generaban dinero ilegal que fueron interrumpidos. Es una pulseada crucial para
el gobierno provincial. No va a durar poco tiempo ni será sencilla, y su final
es incierto. “No vinimos para durar sin cambiar nada”, les dijo Vidal a sus
colaboradores directos, a veces abrumados por la multitud y la complejidad de
los problemas que enfrentan.
De todos modos, en
la Bonaerense están metiendo mano. Los números impresionan. En ocho meses,
desde que asumieron Vidal y Ritondo, se abrieron 5.312 actuaciones
administrativas como resultado de 17.151 denuncias. Esto derivó en que 1.867
agentes, suboficiales y oficiales perdieran su estado policial: no pueden
portar arma ni placa. Y hubo 509 suspendidos. Datos comparativos: en todo 2015,
con Daniel Scioli gobernador y Alejandro Granados ministro, hubo 17.042
denuncias y se iniciaron 4.200 actuaciones administrativas.
Igual, el momento
más complicado que atravesó Vidal fue acompañando a Macri. Sucedió hace dos
semanas, cuando en Mar del Plata militantes sociales y políticos hostilizaron y
atacaron un acto de anuncio de obras en un barrio periférico. “Si hubieran
querido hacer algo más que arruinarnos el acto y tirarnos alguna piedra,
nosotros estábamos indefensos”, confió Vidal después a su equipo íntimo.
Autoridades
provinciales aseguran que tres hechos sustentan y completan la teoría del
Ministerio de Seguridad nacional que encabeza Patricia Bullrich, en el sentido
de que se trató de una “provocación profesional muy bien preparada”.
Primero, que en el
barrio marplatense Belisario Roldán, entre quienes hostilizaron y obligaron a
acortar los discursos a Macri y Vidal, habría personas “que fueron traídas a la
ciudad la noche anterior”.
Segundo, que la
vigilancia del lugar fue sorprendida porque quienes provocaron el altercado “no
tenían carteles que los pudieran identificar y se mezclaron con la gente del
barrio”.
Tercero, que ya
iniciado el acto y con Macri y Vidal en el predio, la calle de salida prevista
por el esquema de seguridad fue cortada por manifestantes en actitud agresiva.
Así, al salir los coches de la comitiva oficial se vieron obligados a buscar un
camino de retirada alternativo, fuera de toda previsión y quedaron al alcance
de los que protestaron con violencia cuidadosamente contenida.
Otro elemento que
refuerza la tesis de una preparación puntual del incidente es que ese viernes,
después del acto, Vidal volvió a Buenos Aires y por la noche regresó a Mar del
Plata en viaje privado junto a sus hijos, para pasar allí el fin de semana.
Caminó por la zona comercial de la calle Güemes, estuvo en el centro de la
ciudad y asegura haber recibido de la gente el mismo trato afectuoso de
siempre. De hecho, es la política con mejor imagen en el país.
Las conclusiones
obtenidas por investigaciones policiales y judiciales aún en curso abren un
enorme interrogante sobre la capacidad operativa de los organismos de seguridad
e inteligencia para prever estas situaciones y proteger a las autoridades.
Por cierto, en las
últimas dos semanas el componente político de agitación empezó a coincidir con
la ola de amenazas motivadas por los avances contra mafias policiales y
penitenciarias, o hechas a modo individual sin apoyo ni coordinación orgánica.
Cortes de
autopistas y piquetes más agresivos vinculados al reclamo de puestos de trabajo
en los planes oficiales, coinciden en el tiempo con el nuevo llamado sedicioso
hecho ayer por el partido de Luis D’Elía y el jefe de Quebracho, Fernando
Esteche, llamando a “apoyar y alentar todo tipo de protestas contra el
Gobierno”, y a hacerlo sin importar “su origen y legitimidad”.
Los incidentes del
miércoles en la autopista Buenos Aires-La Plata fueron protagonizados por la
Corriente Aníbal Verón, que es la “expresión social” de Quebracho. La agresión
a un automovilista, cuando las fuerzas de seguridad y los manifestantes habían
acordado levantar el corte, derivó en la dura represión de Gendarmería.
Autoridades del Gobierno habrían dicho después, informalmente, que el
automovilista era un gendarme de civil que se apuró a cruzar la línea de los
manifestantes atropellando a una mujer. Todo muy raro.
A esto se suma el
llamado a una marcha contra Macri organizada para hoy y mañana por La Cámpora
bajo el paraguas político de las Madres de Plaza de Mayo, tal como coordinaron ayer
los diputados Máximo Kirchner y Andrés Larroque con Hebe de Bonafini. La
consigna convocante habla de “resistir sin descansar” y reivindica pertenencia
política: “Cristina conducción”.
Ocurre todo esto
sobre un escenario de fuerte dificultad económica y social. Datos del INDEC
recuperado informaron sobre una desocupación superior al 9%, con un millón y
medio de desocupados plenos y cinco millones de argentinos con problemas de
empleo. El mismo INDEC reconoció que la economía cayó un 1,3% en la primera mitad
del año, agudizando la recesión que venía del Gobierno anterior. El único dato
a favor, en este terreno, es el freno progresivo de la inflación.
La extendida
penuria en el tramo inicial del gobierno de Macri explica por qué la agitación
política, la ola de amenazas y la persistencia de la inseguridad tienen hoy una
resonancia social mayor.
Pero sería
incompleta la descripción del momento si no se considera la crítica situación
judicial de Cristina Kirchner. Las continuas revelaciones sobre hechos de corrupción,
la aparición de nuevas pruebas y la acumulación de causas que la involucran,
colocan a la ex presidenta ya no en situación de defender su capital político,
sino –en un plazo menor al previsto– su propia libertad ambulatoria.
La reacción de su
sector es simétrica a ese apremio creciente. Ese factor de agitación se
incrementará en las próximas semanas. Es un problema más que deberá afrontar el
Gobierno. Pero también es una prueba de solidez y gobernabilidad para la
oposición, en especial el peronismo que gobierna provincias y municipios y es
decisivo en el Congreso.
Lo que se busca,
para blindar judicialmente a Cristina, es que el gobierno de Macri tropiece y
tambalee. Muy pronto. Antes de que termine el año”.
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