ADVERTENCIAS DE VIEJA DATA

(19/08/2015)- La agrupación “No a la Entrega de la Costa” ha emitido una gacetilla en la que bajo el título de “Lo que advertimos sucedió” recuerda anteriores recomendaciones acerca de la ocupación  y/o rellenado de humedales o valles de inundación, porque  con ello se genera un desequilibrio hídrico que da lugar a inundaciones.
Este problema  es de antigua data. A los que allá por los años 70 ya hacíamos periodismo en Quilmes, nos retrotrae al recuerdo de una conferencia que dieron profesionales del gobierno de la Provincia de Buenos Aires, en el microcine del Museo Roverano.  En esa oportunidad, se mostraron gráficos y mapas de las cuencas naturales de los arroyos San Francisco y Las Piedras.  La conclusión fue que no se debían permitir construcciones permanentes a menos de doscientos metros de los cauces y en algunas zonas, como en Bernal Oeste, debía ser de hasta trescientos metros.  El consejo de aquellos funcionarios profesionales de carrera, agregaba que esas superficies servirían para parques o campos deportivos sin construcciones permanentes. Eran tiempos en que los arroyos desbordaban en los campos y no perjudicaban.

El tiempo pasó... y desoyendo aquellos consejos, el gobernador Alejandro Armendáriz,  hizo “justicia social” con la entrega de títulos de propiedad  gratuitos de terrenos cercanos a los arroyos.  La cosa gustó y le siguieron el también  recordado Antonio Cafiero, luego Eduardo Duhalde,  Carlos Ruckauft, Felipe Solá  y así hasta nuestros días. Cundió el entusiasmo, los aires de “justicia social” y progreso, propiciaron  loteos  y  se tendieron redes de electricidad, agua, gas natural, teléfonos  y hasta cloacas. Ahora todo está pavimentado, hay casas a orillas del cauce de los arroyos, a los que arrojan todos sus desperdicios.                                                                             El permanente mantenimiento de esos cauces evita, a un costo impensado, que los desbordes sean catástrofes. No obstante los pobladores de esas cuencas viven con el peligro latente de las inundaciones , porque a los más cercanos, a veces a mas de cien metros, igualmente  les llega el agua hasta adentro de sus casas. NORBERTO GIALLOMBARDO