EN EL MES DEL DÍA DE LOS TRABAJADORES

 

EN EL MES DEL DÍA DE LOS TRABAJADORES

 

(13/05/2024 . por Norberto Giallombardo) - Tuvimos un nuevo paro dispuesto por la dirigencia obrera de la República Argentina. No fue el primero y difícil es suponer o esperar que sea el último. Lo cierto es que nuestro país lleva una larga historia en ese tema. Detenernos en las circunstancias de hoy, no hace a los fines históricos de esta nota. En consecuencia, vayamos a lo que, a juicio imparcial vale rememorar. Principalmente en este, el mes del día de los trabajadores


Veamos lo que la historia y sus archivos nos muestran desde la primera mitad del Siglo XX. En ella se registran duras luchas por las reivindicaciones laborales protagonizadas por arriesgados grupos de representantes obreros, los que, utilizando no muy ortodoxas acciones, en situaciones de una época que no daba otras opciones para entablar negociaciones, reclamaban derechos en paralelo con actitudes anarquistas recientemente importadas del viejo mundo. No obstante tan difíciles tiempos, se llegaron a obtener logros impensables para entonces; como el descanso semanal, la jornada de ocho horas, aumentos salariales, reconocimiento de horas extras y de embarazos, entre otros (aunque no tantos) logros.

Esas primeras conquistas obreras en nuestro país costaron mucho sudor y sangre.

Llegada la segunda mitad del anterior siglo, pudieron verse frutos de aquellas luchas; los trabajadores ya mostraban capacidades logradas en medio de ineludibles luchas ancestrales. Y hasta llegaron a formar su propio partido político,

Fue entonces que, estando el Poder Ejecutivo Nacional en manos militares que resultaron impotentes ante el avance de los reclamos y la inminencia de un cambio ya vislumbrado, afloró la astucia de la inteligencia castrense. La providencia quiso que, entre sus filas, se encontrara un carismático Coronel y en medio de algunas circunstancias dadas y otras premeditadas, se produjo el acercamiento del poder con los movimientos obreros.  Los trabajadores se sintieron escuchados y apoyados, vieron llegar la cristalización de sus ideales y aportaron su valioso patrimonio: el Partido Laborista, con el que triunfaron ampliamente en las elecciones de1946, llevando la fórmula presidencial “Juan Domingo Perón - Hortensio Quijano”.

A partir de ese momento se produjo un cambio fundamental en lo que hace a los derechos de los trabajadores. Comenzó la era de las Organizaciones Gremiales, y con ella el advenimiento de los Dirigentes Gremiales.

Antes, hasta fines de aquella primera mitad del siglo pasado, los obreros tenían representantes que asumían el tremendo riesgo de representarlos.    

Desde ese cambio, los trabajadores comenzaron a tener dirigentes que accedieron al privilegio de dirigirlos. Desde ese cambio, tuvieron dirigencia, conducción, fueron conducidos.

No obstante que las reivindicaciones pendientes se consolidaron y acrecentaron, los trabajadores, aquellos obreros de siempre, los que no accedieron a las líneas de conducción, siguen siendo trabajadores.

En tanto que la novedosa clase de dirigentes gremiales argentinos de la segunda mitad del Siglo XX, inició un camino de entremezclados intereses, que los llevó a estamentos de poder, tanto o más impensados que los mencionados logros de aquella primera mitad del siglo.

Y así llegamos a nuestros días, donde este ultimo paro fue dispuesto por quienes integran la Mesa Directiva de la Confederación General del Trabajo (C.G.T) muchos de los cuales ostentan perpetuidad en sus cargos de gremialistas, mientras ocuparon y ocupan altos cargos de conducción política partidaria y repetidos períodos de bancas legislativas. Todo sin perjuicio de enriquecimientos siempre discutidos y actividades paralelas como las de empresarios, o sea empleadores de trabajadores, a los que dirigen en la otra faz de su doble condición.

Haciendo abstracción de, a cuántos presidentes se les hicieron paros, o cuántos paros a cada uno de ellos y sin reparar en si hubo vencedores o vencidos, la mirada final va hacia este nuevo cambio que se observa en la actitud popular que, sin dejar de evidenciar su oposición a cualquier pretensión negociadora de intereses inconfesables y  prescindente de todo pretendido liderazgo, muestra estar situada muy por delante de las dirigencias de los distintos poderes, en lo que hace a los verdaderos intereses de la vida de ésta, nuestra República Argentina.-