CUENTOS DEL CIUDADANO
Cuentos del ciudadano
APELANDO A LA FICCION
(4/06/2023-) por Norberto Giallombardo) - En una mañana apacible de este junio todavÃa no invernal, llegó a nuestra a redacción el ciudadano. Cansado de su temprano caminar, tomó asiento y, cuando todos esperábamos otra de sus acostumbradas crónicas nos asombró con un rotundo no. “...no señores, basta, el hartazgo llegó hasta mis entrañas y como estoy viendo que la realidad supera a la ficción, si me permiten, apelaré a la ficción, para no enfrentarme con este presente que, marcha hacia un futuro incierto”.
Y ya frente al grabador, su sorprendente cuento, comenzó con una quijotesca expresión: “... En un lugar del conurbano, de cuyo nombre no quiero acordarme, hubo una época de vida casi campesina tranquila, de lento trajinar y una paz pueblerina que, aunque algo ocurrÃa, nada pasaba a mayores. El progreso se iba dando y, allá por1873 hasta se tuvo el lujo de la llegada del tren y luego el tranvÃa. El tren pasaba con destino al sur, pero el tranvÃa llegó, se metió por calles todavÃa de tierra, valorizó a los barrios y tomó a ese lugar que les dije como cabecera. Entonces el tranvÃa, pasó a ser del pueblo, a tener nombre propio y también fue orgullo de los habitantes.
El 22 de febrero de l962, llegó un progreso que entendió que el tranvÃa debÃa quedar en el pasado y lo eliminó, lo suplantó por otros entonces modernos vehÃculos, sin vÃas, a combustibles que no tenÃan corriente eléctrica ni ruedas que necesitaran vÃas, eran de goma.
Los tranvÃas desaparecieron, pero las vÃas no, ellas quedaron a flor de tierra como testimonios de aquellos tiempos. Algunas veces los asfaltos le pasaron por arriba, las soterraron, pero las dejaron, como una parte de la historia de ese lugar del conurbano.
Y un dÃa, apareció otra forma de ver las cosas, el progresismo, que le llaman. Y descubrieron los soterrados rieles que a nadie molestaban, pero permanecÃan bajo asfaltos preexistentes como reliquias del pasado que existió.
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