VIVA LA LIBERTAD SIN NECESIDAD DE NINGUN “CARAJO”
VIVA LA LIBERTAD SIN NECESIDAD DE NINGUN “CARAJO”
(2/04/2024- por Norberto Giallombardo) - En este día tan especial y tan recientemente incorporado a la historia de nuestra República Argentina, porque el 2 de abril de l982 ha sido ayer para nuestra generación, no debemos abstraernos de la esencia del reclamo histórico por la usurpada soberanía de las Islas Malvinas y otras, que se encuentran en la plataforma marítima continental que nos corresponde.
Ese reclamo que lleva casi dos
siglos, no habrá de claudicar ni habrá de abandonar los caminos del derecho internacional.
La equivocada violencia de
aquel triste ayer, decidida por desquiciados conductores que habían arribado al
poder por la fuerza, nos ha dejado un saldo de dolor, pero la incapacidad
profesional demostrada en aquella demencial guerra de Malvinas, no ha llegado a
mancillar el honor institucional que las Fuerzas Armadas Argentinas heredaron
de San Martín y tantos otros grandes que lograron la libertad de medio
continente.
Hoy, a 42 años de distancia,
los nombres de los ideólogos de la desproporcionada contienda bélica, han
quedado en el olvido y la República, llora a sus muertos y los honra junto a
los camaradas que lograron regresar, al tiempo en que reivindica a la
Institución de los soldados de la patria.
Mucho se ha utilizado la
expresión “héroes de Malvinas” y poco se ha tenido en cuenta que quienes
arribaron a ese heroísmo, dejando sus vidas o regresando, lo hicieron obligados
por una disciplina institucional ineludible que estaba en manos indebidas. Por
eso, quienes murieron heroicamente, al igual que quienes lograron regresar, además
de ser héroes, bueno sería reconocer que también han sido víctimas de deshonrados
jefes que traicionaron el honor de las Fuerzas Armadas Argentinas.
Si se confirmara que realmente estamos
viviendo momentos de un antes y un después, podríamos decir que habría llegado
la hora de que el pueblo argentino no pierda la esperanza de gritar tantas
veces como guste VIVA LA LIBERTAD, sin necesidad de ningún “carajo”.
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