ELECCIONES QUILMEÑAS 2011 (Análisis II)

Dado que como la matemática y la política no van de la mano… el tema de las elecciones y sus formas de verlas a través de los resultados abren un amplio panorama que invita a continuar el tema. Primeramente convengamos que a 28 años de practicar ininterrumpidamente la democracia, todos sin excepción, deberíamos hablar de primera minoría, no de mayoría. Así nos entenderíamos mejor.
Compenetrándonos en el análisis propuesto, vamos a sus perfiles políticos, aquellos que se dan al amparo de las leyes vigentes. Esta primera minoría que le dio la histórica reelección a un intendente en Quilmes, podría ser vista como el resultado de una “interna” peronista o justicialista que no fue, pero que afloró en la elección general. Si retomamos los 76.100 votos que en Quilmes fueron para Cristina y no para “el barba” encontramos en ellos el resultado de una interna que se dio por afuera de los carriles partidarios. Hablando claro, serían los votos cosechados por Daniel Gurzi, con su blanca boleta adherida.
Además, dentro de la oposición, también hubo un porcentaje -sin cifras ciertas- pero sabido, que perteneció a la otra interna, la que De Narváez decidió dar por afuera. Ante este enfoque, podría entenderse (y seguramente alguien lo afirme) que el triunfo de Francisco Gutiérrez habrá sido más amplio de lo que marcan los números, si esas “internas” se hubieran dado previamente y bajo la retórica democrática “el que gana gobierna y el que pierde acompaña…”.
Pero la matemática está ahí y, leyes al margen, primera minoría no siempre es mayoría y bueno será tener en cuenta que con las otras minorías también podría coincidir alguna parte de aquellos habitantes-vecinos que tampoco figuran en los padrones.