HISTORIA DE PUEBLO CON DRAMA Y HUMOR

Crónica de una acto solemne en vísperas del carnaval
(3/03/2019) - Tal vez por el capricho del almanaque, que aproximó la realización de un acto de alta solemnidad con el inicio de los carnavales, lo que ocurrió en mi pueblo, justo viernes a la noche, laméntese o no, tuvo verdaderos ribetes carnavalescos. Se trataba del inicio  del último período legislativo de una gestión o mandato constitucional.

Todo comenzó en los alrededores del  palacio, mucho antes de la hora anunciada para el inicio  del solemne acto oficial. Fue cuando irrumpieron conocidos grupos de expertos en bombos y tambores haciendo  tronar sus instrumentos, con compases o sin ellos, con cánticos y sin ellos, pero en  ininterrumpida actuación.




En tanto, adentro del palacio, los preparativos de ultimo momento, como siempre, se superpusieron a los primeros momentos del inicio. Así y todo la solemne ceremonia comenzó. El locutor destacó las presencias destacables, pero no todos pudieron enterarse porque los bombos y tambores del exterior, que sonaban al máximo volumen, se entremezclaban con el también alto , pero poco eficaz volumen del equipo de audio del interior (si le echamos la culpa a las centenarias columnas del palacio, salvamos a los muchachos sonidistas).




Pero igualmente la sesión comenzó, aunque  como es costumbre o tradición, con casi dos horas de retraso .

Las autoridades ocuparon sus lugares, alguien, cuyo nombre solo supieron los que lo conocían (fue anunciado pero no se entendió) se ocupó del izamiento del pabellón; aplausos y    -siempre con el tronar de fondo de los bombos y tambores del exterior-  se cumplieron los pasos protocolares y se entonó el Himno Nacional.

Aquí se produjo una situación que para algunos tuvo características folklóricas y para otros no. Un reducido grupo de personas ubicadas en el sector reservado para los invitados especiales, cantaron el himno como todos, pero lejos de adoptar la postura adusta que aprendimos en la escuela, lo hicieron con sus brazos en alto  y  los dedos índice y mayor formando la “v”.

A esto le siguió el esperado momento del discurso del Intendente del pueblo.  Entonces, como por arte de magia, cesaron los bombos externos y los rumores internos y el Intendente de mi pueblo comenzó cumpliendo con los saludos protocolares, sin olvidarse de las señoras y señores periodistas, que apretujados en un lejano y reducido corralito triangular, pugnaban por captar todos los detalles. 
La magia del silencio llegó hasta ahí. Volvieron a sonar los bombos y tambores del exterior y, con el correr de los minutos y las palabras del intendente, a los estruendos de afuera, se les sumaron los  rumores de adentro y también algunas expresiones  que, con protocolar solemnidad, llamó a silencio el Presidente del Honorable Concejo Deliberante, en claro ejercicio de su función,  que por algo era él la otra autoridad del pueblo.
En tanto, el Intendente se fue encendiendo con el   “racconto” de obras que enumeraba y enrostraba (en línea con el fervoroso estilo que el presidente de la nación había estrenado por la mañana)  y aunque tambores, rumores, esporádicos retruques y el deficiente audio le jugaban en contra, el intendente  siguió levantando temperatura y aplausos.  Llegando a un momento cumbre donde junto a los aplausos de apoyo se pudieron ver cordiales  sonrisas que, con protocolar suavidad festejaron cuando el Intendente  alentó a trabajar a todos juntos por Quilmes”.
Desde allí hasta el final, fervor y humor fueron creciendo dentro de la solemne sesión en vísperas del carnaval.


No da para decir que el Rey Momo se iba adueñando de la reunión pero... dos disparos de cotillón que salieron de los balcones del hall del palacio, dejaron caer sobre el recinto miles de papelitos de colores, que también fueron aplaudidos y por si fuera poco, entre columnas  del palacio comenzó a sonar una potente banda al mejor estilo Jalisco, rodeada de bailarines portando paraguas con el nombre del intendente, cuyas palabras finales nadie pudo escuchar porque cuanto más gritaba el alto funcionario,  más aplaudían sus simpatizantes y más sonaban los tamboriles y trompetas de los mariachis, en contrapunto con los imparables bombos y tambores de los de afuera.

 Después lo de siempre; saludos, besos y abrazos, preguntas y respuestas de circunstancia y cada cual por su lado salió en busca de su propio corso vecinal y ... apretar el pomo, que sigue el carnaval!!!. NORBERTO GIALLOMBARDO.


Nota de la redacción:
 el texto del discurso del señor Intendente y las declaraciones del señor Presidente del H:C:D. redactadas con solemnidad oficial,  pueden leerse en notas aparte de este medio, gracias a la gentileza de las respectivas oficinas de prensa del municipio.