UN RELATO CON DRAMA Y HUMOR


 
(4/06/2014)- Recopilando una serie de situaciones que darían por tierra con muchas teorías opuestas al relato de la realidad oficialmente sustentado, ha llegado el momento de recurrir al humor y basta de dramas.  Intentemos, con argumentos alegres, convencer que en argentina estamos bien:
Si estuviésemos tan mal como “algunos”  dicen, no podríamos pagar el combustible para nuestros vehículos más caro de lo que pagan en “el gran país del norte”.
Bajo el imperio de la pobreza, no podríamos tener un promedio de dos teléfonos celulares por habitante, pagando por ese servicio un 80 % más de lo que pagan en USA. Su fuésemos un pueblo tan pobre, no podríamos pagar comisiones por servicios bancarios  y tarjetas de crédito, tres veces más de lo que cuestan en los Estados Unidos. Además, compramos autos a casi el doble de lo que cuestan allá.
Pobres serían aquellos habitantes de la socarronamente llamada ”yankylandia” a los que su gobierno solo les puede cobrar un TAX (IVA) que no supera el 8 %, en lugar del 21 % que nosotros –argentinos- le damos a nuestro Estado en cada compra que hacemos.
También nuestras riquezas son inocultables  ante el pago del impuesto a las ganancias, que alcanza hasta los suelos de quince mil pesos mensuales.  Pobres son los habitantes de otros países, donde sus Estados les debitan “ganancias” solo a los que superan un ingreso mensual equivalente a nuestros treinta mil pesos argentinos.  Además en la siempre irritante USA, los pobres habitantes deben conformarse solo con la seguridad que les brinda el Estado, no conocen de  gastos por vigilancias privadas ni por sistemas de alarmas barriales o servicios extras de policías. Estas cosas de acá, no están en los presupuestos de ninguna familia de allá.
Y hay otra patriótica contribución que llamamos impuesto a los bienes personales, además del impuesto al uso del automóvil, con un lujo adicional de IVA sobre impuestos, trámites, servicios  y pagos varios nacionales, provinciales y municipales.
De ninguna manera es aceptable que se nos trate de pueblo pobre, cuando hasta somos capaces de  pagar anticipos de impuestos. Pagamos por adelantado lo que todavía no sabemos cuánto sería, porque se da por seguro que siempre tendremos ganancias y nunca sufriremos pérdidas ni robos ni asaltos. Por lo que tampoco el Estado  estaría sometido a saqueos, actos de corrupción, u otros fenómenos que afecten a sus reservas.
Y si de educación se trata, las escuelas  públicas de EE.UU. prestan a los alumnos los libros de estudio, mientras que aquí, en nuestra Argentina, luego de tantas viejas décadas perdidas, cada vez son más los que envían a sus hijos a colegios privados, que cobran altas cuotas y no dan nada más que enseñanza.
Otro dato ilustrativo, es el caso de la pobreza reinante en Escocia, donde los habitantes construyen sus viviendas, gracias a unos  préstamos hipotecarios  que les da el Estado a treinta años con un interés del 3 % anual, porque no pueden pagar el 35 % aproximado que rige para  nosotros.  De puro obstinados que son, se empeñan en desconocer la teoría de que la inflación diluye todo.
Y quienes tenemos un auto, cualquiera sea su modelo, resguardamos al auto y a nosotros mismos con un seguro que ronda en un costo del 10 % anual sobre el precio del vehículo, mientras que los estadounidenses,  dicen que por iguales seguros solo pueden pagar 345 dólares por año. Además, todavía nos queda dinero para pagar el otro impuesto al automotor (la patente) con montos que superan los exiguos 15 dólares al año que por el “sticker” solo pueden pagar los pobres  neoyorkinos.
Finalmente, nos critican porque en nuestro país, tenemos más de un 25 % de gente económicamente activa que no trabaja, mientras que el “gran país del norte” solo puede mantener a un 8% sin trabajar. Y para completar las críticas, se escandalizan con los datos de que aquí, los funcionarios públicos ganan sueldos muy superiores a los que perciben los trabajadores de la actividad privada y, de puro criticones, agregan que aquí reciben coimas, hacen negocios extras, actos de corrupción y otras cosas que la justicia pasa por alto y todos felices porque los jueces no pagan impuestos. Para colmo,  tampoco les gusta que cuando se enjuicia a algún funcionario, hasta que no se lo declare culpable, no se lo toca y se lo envía  por el mundo, como ejemplar representante de todos y todas .