NEGOCIOS PRIVADOS Y ESPACIOS COMUNES
“ No
me preocupa el grito de los violentos, de los corruptos, de los deshonestos, de
los sin ética. Lo que más me preocupa es el silencio de los buenos”. Martin
Luther King
(13/06/2014)-
ParecerÃa que la década de los ’90 nunca termina y
que los herederos de Menem, insertados en todas las fuerzas polÃticas, siguen
actuando con la misma lógica, en cuanto al hecho de seguir haciendo buenos
negocios privados con espacios públicos y semipúblicos.
A pesar que en esos años, casi se liquidaron todas
las joyas de la abuela (empresas y recursos estratégicos del Estado), todavÃa
quedan algunas de gran valor, como es el patrimonio público de los argentinos,
al cual la patria contratista vigente aún, bajo la aggiornada figura de
emprendedores y desarrolladores (valet estable de los amigos del poder), ve con
buenos ojos y no le desagrada la continuidad de las tendencias neoliberales.
Salvo honrosas excepciones, en la mente de los
funcionarios, sean del orden nacional, provincial o municipal, subsiste y se
incrementan las prácticas de hacer buenos negocios con la tierra del Estado.
De los terrenos portuarios (Puerto Madero, Rosario y Santa Fe, vÃa Master
Plan marcaron el camino a seguir) se
pasó a los ferroviarios, a los caminos de sirga, y los de las fuerzas armadas y
otros tendrán el mismo destino.
No soy original en nada al decir que, en los
últimos años y en distintas jurisdicciones y ciudades, ha recobrado fuerzas la
neo mercantilización de paseos, parques y espacios verdes pertenecientes al
dominio público o privado del Estado, mediante la instalación de bares, playas
de estacionamiento, cocheras o los denominados en la actualidad “núcleos de
servicios”, tierras destinadas al uso común que va a parar a manos de
“desarrolladores o concesionarios”, los que a través de estos mecanismos
obtienen pingües ganancias a expensas de todos, disimulándose ese
desapoderamiento, bajo el tentador argumento de mejorÃa de esos lugares, ya sea
mediante la instalación de novedosos juegos para niños, paneles sanitarios,
playones deportivos y mayor eficiencia en la seguridad, en lugares
supuestamente cada vez más inseguros.
Las distintas administraciones del siglo XXI, se
sienten amos y señores de esos espacios y en forma autoritaria y
antidemocrática disponen de ellos en forma unilateral, a espaldas de toda la
comunidad y sin su participación, pese a llenarse la boca de instrumentar
nuevas formas de democracia participativa.
Como expresa la Arq. y Urbanista Graciela Mariani:
“Las formas que va tomando el crecimiento urbano son la expresión de las
interacciones entre las fuerzas, polÃticas, económicas
y sociales. Cuanto más desiguales son sus fuerzas, asÃ
de desigual será su representación en el espacio ciudad y cuando los intereses
económicos son
preponderantes sobre los otros, y seguramente los más relegados serán los
intereses sociales, veremos que la especulación inmobiliaria, la de las de las
construcciones más sofisticadas, avanzan
a una velocidad descontrolada, por sobre todos aquellos espacios que en otro
momento fueron centro o partes del interés social y la vida comunitaria.” “Y
aquà es donde aparecen los complejos de torres, los shopping centers, los
hoteles de lujo, los estadios monumentales, inmensos edificios de
estacionamiento, aéreos
o subterráneos y las autopistas para los traslados.”
“A
ese capital especulativo no le interesa ni los habitantes, ni la salud, ni la
ecologÃa ni las más mÃnimas de las necesidades humanas y cuanto más corruptas
sean sus estructuras sociales, más rápidamente
se desarrolla arrasando con la vida ciudadana.”
“Mientras tanto los jueces se declaran
incompetentes para atender los recursos de Amparo presentados por las ONG y
Asociaciones vecinales, las fiscalÃas no quieren atender los reclamos
vecinales, los medios hacen poco lugar a la protesta, los Consejos
profesionales avalan el "progreso" en espera de futuros trabajos.”
Algunos años atrás, para un candidato a Intendente,
posteriormente electo, me pidieron un aporte sobre el tema del Espacio Público;
respondiendo más o menos lo siguiente: La especulación urbana se está
convirtiendo en el principal problema ambiental y social, que destruye nuestro
recurso más preciado, el suelo, provocando un alarmante aumento de la
corrupción.
No
se entiende, que el municipio con la proliferación de áreas técnicas o a través
de pomposos planes que al inicio de cada gestión se anuncian como Planes
Directores, Reguladores, Estratégicos, o cualquier otra denominación, nada diga
al respecto, y quiera presentar a la ciudadanÃa un Plan Urbano que es más de lo
mismo.
Sospechosamente,
nunca existen polÃticas o mecanismos de regulación, ni prevenciones ambientales
para preservar la calidad
de vida y el bienestar de los vecinos, cuando de grandes inversiones se trata.
Ya sean, grandes mercados, telefonÃa, autovÃas, obras en zonas inadecuadas,
lechos de crecidas o de inundación, entre otras.
TranscribÃa
del informe "Geo Argentina 2004" lo siguiente: “Se observa que las
normas urbanas terminaron por aplicarse solo a la clase media ya que "El
mercado solÃa eludir o manipular el control normativo en la producción de
hábitat para los sectores socioeconómicos altos, en tanto los sectores bajos no
podÃan cumplimentarlo por su incapacidad económica"; el resultado;
"baja calidad ambiental de grandes sectores urbanos" y "la
inexistencia o mÃnima provisión de servicios".
"Se
consolidó la hegemonÃa de la rentabilidad: se protege aquello que deja ganancia
o -al menos- no implica inversión social, mientras que se estimula o tolera
todo tipo de arbitrariedad individual, aun cuando se agravie derechos
personales o normas preestablecidas. El shopping y la autopista son, asÃ, una
suerte de salvaje pragmatismo para el cual la modernización sólo puede
consumarse en términos de exclusión social."
Los
espacios públicos son objeto de apropiación privada y el Estado Municipal va
resignando cada vez más su poder de policÃa y su capacidad de regulación e
intervención frente a tales iniciativas.
En
ese esquema, plazas, paseos, parques, zonas de escurrimientos, playas,
albardones costeros, cursos de agua, reservorios, terrenos públicos, calles,
espacios aéreos, terminales de ferrocarril y demás bienes de ese patrimonio van
siendo abandonados esperando la oportuna "ayuda de los emprendedores"
en perjuicio de la ciudadanÃa.
Los
reglamentos de zonificación no se cumplen y tampoco existe la voluntad polÃtica
de hacerlos cumplir.
Yo
proponÃa una decidida intervención de la administración municipal en ejercicio
del principio de autoridad y el poder de policÃa tendientes a la recuperación,
conservación y mejoramiento de esos espacios, en beneficio de la comunidad,
estableciendo un orden de prioridades apoyado por los resultados de las
consultas sociales.
Quiero
terminar con una reflexión de Jordi Borja (reconocido urbanista catalán) que
dice: “Actualmente el carácter especulativo del capitalismo financiero cuya
lógica cortoplacista es producir dinero por medio de dinero, degrada y
miserabiliza el espacio público y a la larga conlleva la progresiva disolución
de la misma como el ámbito más real de la democracia.”
“Los
urbanistas deben ser también voces crÃticas, que denuncien los muros que
cierran calles y barrios, la privatización de los espacios públicos y la
exclusión de colectivos sociales. Y no ser cómplices de operaciones que
proponen rehabilitación de zonas deficitarias pero que persiguen expulsar a una
población para que ocupen el lugar colectivos más solventes.”
“Lamentablemente
los urbanistas en su mayorÃa no se plantean estas cuestiones, unos por afán de
lucrarse en las operaciones perversas citadas, la mayorÃa por no haber tenido
una formación más integral, que combine el diseño formal y los efectos sociales,
la cualificación del entorno urbano con el sentido que ello tenga para la
ciudadanÃa, la funcionalidad urbanÃstica con la expresión polÃtica. El
urbanismo no puede olvidar que no es solamente una técnica y un arte, es
también un instrumento de intervención social y un ejercicio de responsabilidad
polÃtica.” Ricardo Luis Mascheroni
“
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