LA IGLESIA SE PROCLAMA POR LA REPUBLICA

Por (*) Alejandro López Romano- (27/04/2013)- Durante la semana del 15 al 20 de abril, los Obispos de la Nación Argentina se reunieron en la Casa de ejercicios espirituales “La Montonera” (Pilar) en ocasión de la 105ª Asamblea Plenaria. Entre otros temas, analizaron con profundidad el apresurado tratamiento de reformas a leyes vigentes muy significativas, alertando que se corre el riesgo de debilitar la Democracia Republicana consagrada en nuestra Constitución". Ante ello, los Obispos han invitado a una seria y serena reflexión acerca de los cambios que ciertamente necesita la administración de Justicia en la Argentina y al mismo tiempo de los necesarios equilibrios que son condición indispensable para la vigencia de la forma republicana de gobierno. Recordaron los Obispos que nuestro pueblo en expresión democrática desde sus orígenes ha elegido la República. Precisamente, lo esencial del sistema republicano de gobierno (el nuestro) tiene como principal característica el equilibrio de los poderes, y la representación de las minorías. También la eficacia de los controles sobre quienes nos gobiernan y expresa los límites de su acción. Añadió el Episcopado argentino en pleno, que existen varios mecanismos para garantir el funcionamiento de la República que se hallan consagrados en nuestra Constitución. Agregaron que contamos con tres poderes, el ejecutivo, el legislativo y el judicial. Este último es quién ejerce el control de la constitucionalidad y legalidad de los actos de gobierno. La Iglesia ha sostenido que: ”En la República los gobernantes están al servicio de la Ley, y no las leyes al servicio de quienes gobiernan. La independencia de los jueces es la garantía para que eso se cumpla”. Sabido es que los derechos y libertades de las minorías ciudadanas en un sistema Republicano son resguardadas por el Poder Judicial, ya que a las mayorías las representan los otros dos Poderes, el Ejecutivo y Legislativo, fruto de un ocasional resultado electoral. La duración de los Poderes difiere; la Constitución Nacional lo ha previsto sabiamente y por ello contiene mecanismos para despolitizar, es decir garantizar una independencia de la estructura política de turno. Precisamente lo que busca este proyecto es quebrar y vulnerar esas garantías. Democratizar la justicia es atentar contra la democracia, es una clara demostración de autoritarismo que busca debilitar el derecho de los más débiles, para perpetuarse en el poder, y herir de muerte a la República. Ya la voz del pueblo que recorrió masivamente las calles el pasado 18 de abril lo ha hecho saber. Quienes nos gobiernan no están escuchando el sentir del pueblo. Con nuestra libertad, fuerza y coraje podemos impedir este atropello; de modo democrático, civilizado y verdaderamente republicano. Debemos ir en búsqueda de consensos hacia el respeto de la República. Debemos lograr reconstruirla. Que el autoritarismo, la corrupción, la intolerancia, la división permanente, el clientelismo político con los más débiles y excluidos, entre tantas otras cosas, han corroído durante estos años, no nos robe a nuestra amada Patria. (*)-Doctor en Derecho Canónico