BALDOSA HOMENAJE A ROSITA MURNO

Una bernalense bibliotecaria de la Moreno   
secuestrada-desaparecida por la dictadura

El miércoles 20 de marzo a las 17 en la vereda del Instituto Nacional de Antropología (INAPL) se colocará una baldosa en homenaje a Rosa Angélica Murno de Merediz, Rosita, bibliotecaria de esa institución, secuestrada-desparecida el 4 de enero de 1977 por la dictadura militar. El acto se llevará a cabo en 3 de febrero 1378 (en el barrio de Belgrano),  sede del Instituto de Antropología por iniciativa del Ente Público del Espacio Memoria y Derechos Humanos (exESMA).

La mañana del pasado viernes 8 de marzo, un nutrido grupo de familiares, compañeros de trabajo y amigos de Rosa Angélica Murno de Merediz y Lucrecia Mercedes Avellaneda Quintale, se reunieron en la sede del Instituto Nacional de Antropología, en el barrio porteño de Belgrano, para confeccionar una baldosa en la que imprimieron sus nombres y fechas de sus respectivos secuestros durante la dictadura; las dos, Rosa y Lucrecia, en la época de sus detención y desaparición forzada trabajaban en esa institución.

Rosa Angélica Murno de Merediz, Rosita, la muy querida y recordada Rosita Murno, desempeña allí sus tareas como Bibliotecaria; pocos años atrás lo había hecho también en la vieja Biblioteca Popular Mariano Moreno, de Bernal (hoy Biblioteca Pública y Complejo Cultural), continuado en ese lugar la labor que por años realizara su hermano Hugo Murno (periodista y escritor).  Rosita estudiaba, además, sociología en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, junto a su marido Rodolfo Merediz (Rolo) y tenían una hija, Julia, de dos años y once meses al momento del secuestro en la casa que compartían en la localidad de Remedios de Escalada, en el Gran Buenos Aires.

Los dos,, Rosita y Rolo militaban en un minúsculo grupo político de acción y discusión ideológico de izquierda, con activa presencia en el ámbito estudiantil universitario. Rosita tenía 29 años y Rolo 30 el día que los secuestraron, junto a una decena de compañeros de militancia; a la hija de ellos, Julia (mi sobrina) los secuestradores la dejaron en manos de un vecino, que la restituyó a la casa de sus abuelos paternos --Rosa (Rita) Calderón y Rodolfo Merediz--, quienes la criaron y educaron: hoy, con 39 años, felizmente casada, es madre de tres varones, y ella también milita en agrupaciones sociales, a la vez que ejerce como docente de sus dos profesiones: es doctora en Sociología por la UBA y profesora de artes plásticas por le EMBAQ (Escuela municipal de Bellas Artes, de Quilmes) y preside la cooperativa cultural Usina de Artes, de Quilmes, que regentea y opera la emisora radial alternativa Radio Ahijuna, de Bernal, que funciona en el Asociación Cultural Mariano Moreno (nombre oficial de la antes mencionada Biblioteca Pública y Complejo Cultural), en cooperación con la Universidad Nacional de Quilmes (UNQui).

Los secuestradores de Rolo y Rosita –presuntamente un grupo de tareas del Ejército argentino, a estar de los uniformes y colores y leyendas de los varios vehículos en los se movilizaban al proceder a su detención ilegal-- los arrancaron de su hogar, vaciaron además la casa, llevándose los muebles, ropa, enseres y libros, además de un perrito, pequeña mascota de Julia. De Rosita y Rolo nunca más se supo, hasta la fecha. Por cierto se interpusieron recursos de Habeas- Corpus y se apeló a diversos organismos nacionales, provinciales e internacionales, y a la Curia eclesiástica y al entonces arzobispo de La Plata. Su caso, denunciado también en la CONADEP fue emblemáticamente elegido, junto a otros cientos, para dilucidarse en los llamados Juicios por la Verdad, sustanciados en los Tribunales Federales de la capital bonaerense.

Además de este homenaje (la baldosa que se colocará el miércoles 20 de marzo próximo en la vereda del Instituto Nacional de Antropología), a Rosita Murno le rindieron otros, como la incorporación de su nombre en las placas que recuerdan a los Bibliotecarios y Trabajadores de bibliotecas secuestrados, detenidos, desparecidos y asesinados durante la represión ejercida por la dictadura cívico militar que asoló a la Argentina entre 1976 y 1983; esas placas se encuentran colocadas una en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires y otro en hall de entrada de la Biblioteca Nacional. También otra placa rinde homenaje a ella y a su marido Rolo Merediz, entre los de los ex alumnos de la Escuela Normal de Quilmes,